La guerra, de dos famosos de chichinabo, Kiko Rivera y Jessica Bueno





Si es que se veía venir, al ver la extraña pareja que formaban Kiko Rivera Pantoja, alias Paquirrin, alias mi pequeño del alma, y Jessica Bueno, cuyo único mérito en la vida, es ser mona, que tampoco es para tanto, y con anisas inmensas de hacerse famosa a pesar de los pesares, ligándose a tíos de buen ver y buena cartera, que no le dieron el fruto apetecido, hasta que se topó con el hijo de la Pantoja, nuestra blanqueadora monetaria , de la Madre Patria, más folclórica.


 Esta parejita que se conoció, en Supervivientes, donde el chico no soportó las penurias, tanto nutritivas como materiales, que para eso fue criado entre algodones, se enamoraron tanto, que obviando todo el culebrón de su relación, un día fueron papas de Kikito, que los colmó de felicidad, durante un minuto más o menos, porque al minuto siguiente ya estaban cada uno por su lado, y usando al hijito, como arma arrojadiza, para llenar hojas de papel cuché y platós de empalagoso rosa, más por parte de él, que al fin y al cabo es chichinaboso, desde la cuna y eso tiene su aquel.


A los dos minutos de separarse e invertir, más o menos, treinta segundos, (aunque muchos me parecen) a llorar por los rincones, se buscaron sus parejitas correspondientes, las de Kiko, le duraron menos que un caramelo a la puerta de un colegio, pero a Jessica, le fue mejor, bueno al menos aún le dura, porque se ha enamorado, de un futbolista, un tal Jota Peleteiro , que juega en no se que equipo (perdonad, mi ignorancia en materia de futbol), que es mucho más bonico y del gusto de Jessica, que el papi de su niño, y se ha ido a vivir con él, a Éibar, donde el chico juega, y se ha llevado a Kikito, lo que a su vez ha llevado a su papá, a montar en cólera, porque no puede verlo, y lo tiene deprimido., pero mucho interés real no debe de tener, porque si realmente lo echa tanto de menos, en vez de montar en cólera, podía haberse montado en el coche o cualquier otro medio de transporte, ya que tiempo libre le sobra, y plantarse en Éibar a ver al chiquitín ¿ o no?, pero claro eso no es rentable, es más rentable ir a un programa a contarlo y cobrando un buen puñado de euros.


Pues ahí anda, el quiz de la guerra, ella mala malosa, por llevarse al niño, a la ciudad donde ha ido a vivir, y no dejárselo a la Pantoja, mama del papá, para que lo mimen y le canten canciones de cuna, entre olivos, almendros y naranjos (digo yo), ya que papa, Kiko, anda siempre liadillo, con su trabajo de DJ (ahora es Disc Jockey, cualquier mindunguis) , sus juergas y sus ligues, variados, de medio pelo, se queja de que está perdiendo los primeros dientes, los primeros pasitos, etc. de su nene y quiere la custodia compartida es decir niño para arriba, niño para abajo, y para ello la va a denunciar, muy denunciada por esta afrenta, que por otro lado a mí ni me va ni me viene, pero por si por un momento, sentí un pelín de penita ( una también tiene su corazoncito), cuando lo vi sentado en el Sálvame de Luxe, contando sus intimidades, ante los buitres carroñeros, que forman el elenco del programa, pensé ...¡ Anda y que te den!, si yo soy Jessica, me llevo el niño a Pernambuco y no le ve más el pelo, para evitarle, que cuando sea mayor y tire de hemeroteca, vea a su patético padre contando intimidades y poniendo a la mamá, más verde que los ojos verdes, que diría la copla.

 ¡Cuidado cuando cruces un puente! es el aviso que te damos en Ábaco de Colores, no te lo pierdas.


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