La Duquesa de Alba vende un váter y Kiko Hernández se coloca una dentadura perruna






La crisis, no sólo ataca a los pobres, también los pudientes la están sufriendo en sus carnes, bien alimentadas y bien vestidas, ya que no tienen dineritos sueltos, para pagarse sus caprichitos y mantener sus altos niveles de vida, ya que ellos, al contrario del ciudadano de a pie, al que se le quita lo más básico quiera o no quiera, no les puede faltar las vacaciones de postín y las fiestas de tronío donde demostrar que ellos no están dispuestos a apretarse el cinturón, ni aunque el cinturón sea de Dior.


   

 Uno de esos pudientes, con poco dinero suelto, es la Duquesa de Alba, Cayetana para los amigos, que tiene que vender “el romántico” regalo de bodas, que su padre le hizo a su madre, allá por el año 1920, más o menos y que fue un váter con muebles, que fueron encargados al decorador, ebanista y escultor francés Rateau, formado en la École Boulle, que por aquella época era lo más de lo más y que en estos tiempos modernos, cualquier cosa creada por él, vale una pasta gansa y por eso Cayetana y los suyos, piensan sacar algo así, como 8 millones de euros, que muchos millones me parecen a mí por un cagadero, por muchos muebles “Art Decó” que lo compongan.


Kiko Hernández, ese tipo, más malo que un dolor, y que se fue hace una temporada de Sálvame, ha vuelto, según él, porque había tocado fondo y era víctima de una depresión y se fue a su casita llorar, pero a la vista, de su nueva imagen, me da que se ha ido, como la Esteban, a hacerse un kit completo de chapa y pintura, porque ha vuelto, sin arrugas, bronceado, más delgado y con una dentadura espectacular, vamos como las dentaduras perrunas, del anuncio, que me encanta, de Pedigree, y me da a mí que se la ha copiado a este bonito perrito.

 No digo yo, que no se depriman, porque motivos tienen, ya que los dejan todos los días con el culo al aire y son tan malos, que la conciencia, si es que la tienen, no los deja dormir tranquilos, pero de ahí a “deprimirse, lo que se dice deprimirse, no se deprimen”, es más cuento que otra cosa, porque por desgracia, la gente que realmente pasa por una depresión, no sale de ella tan fácil, y menos, tiene ganas de hacerse un completo de “chapa y pintura”, así que “menos lobos Caperucita”, que todos sabemos, que vuestras depresiones, duran tres meses, tiempo justo para que no queden marcas del paso por el taller y luego volvéis con un Sálvame de Luxe, para ver si la cadena levanta la audiencia, cada vez más esquiva y ni por esas.

 Hoy os recomiendo visitar a “Gustavo Osmar Santos y su Blog Imágenes de la vida...Every Picture Tells a Story”. ¡No olvidéis visitarlo!

 Y en Ábaco de Colores, en el post de hoy, podréis conocer a quien nos dice, ¡Dejadme comer tranquilo! 

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