Al Rey, Carlos Gustavo de Suecia, le encanta el sexo


Virgen del Pompillo, que ando que no paro de hacerme cruces, y no precisamente
por la visita papal, a nuestro país, si no por el escándalo que ha hecho tambalear los cimientos de la amable Corona Sueca, tan majos, tan contemporáneos, tan progres y tan monos, ellos.

Es tal el jaleo que se ha armado, con una biografía del rey, que ya me imagino yo a la Reina Silvia, tan real y tan plebeya, tirándole a su marido, El Rey Gustavo, la corana a la cabeza y diciéndole, de todo menos bonico, pero claro esto lo imagino yo, que seguro, se han comportado como "señores que son" y se han quedado con aquello de "pelillos a la mar" porque si la Belén Esteban le ha perdonado una infidelidad al "sonso" de su Fran, la Reina sueca no va a ser menos.


Resulta, que se ha descubierto, que tras esa imagen de Rey hogareño, marido fiel, padre abnegado y apacible, ejemplo para sus súbditos, amante de la naturaleza y Boy Scout, hay un hombre, que cambia cuando se baja los pantalones, fuera de casa, porque el sexo salvaje y las strippers, le gustan más que comer con los dedos y que ha llevado en secreto una relación, de años, con Camilla Henemark, una cantante y modelo, medio sueca medio nigeriana.

También ha mantenido una relación con una jovencita, de la que no se da el nombre, con la que incluso quería fugarse, para ir a vivir a alguna isla paradisiaca, al estilo Marlon Brando en Polinesia, y pasar junto a ella vida, haciendo el amor, mirando al mar, paseándo desnudos por la playa, a la luz de la luna y comiendo cocos (eso lo digo yo, que soy muy romántica e imaginativa) lo que pasa que la Reina Silvia, conocedora de los líos de faldas de su marido, le puso el freno y le dijo, algo así como "quieto, parado....ande vassssssssssss".

Se ha conocido, que Gustavo, supongo que Gus, para los amigos, es un cliente fiel de los prostíbulos y clubs de striptease, donde se puede gastar en una noche 10.000€, por tener sexo con una de las chicas y si está muy contento, entonces con dos., y los dueños de estos clubs, están encantados de la vida, porque al tener al Rey como cliente, saben que están a salvo de las redadas policiales y de la SAPO.

Se cuenta también que los miembros de la SAPO (vaya nombrecito) algo así como el servicio secreto, es el encargado de, que cada vez que el rey se despendola en una de estas fiestas, ir a recoger las fotos y aleccionar a los participantes de que deben guardar silencio, por el bien de su físico y su salud, ¡vaya matones, ahora entiendo lo de SAPO!

Todo esto, no me lo he sacado de la manga, lo cuenta Thomas Sjöberg, el autor de la biografía, que se titula The Reluctant Monarca, que se agotó nada más salir a la venta y que se ha ganado la antipatía del Rey de por vida, pero se le ha llenado la cuenta corriente que no veas.

Aunque paradójicamente, lo que más daño hace en este libro, a la Corona Sueca, no son los descarríos del Rey, si no las malas artes de la SAPO, para que las andanzas de Gus, no salieran a la luz y como es de recibo, en todos estos líos, se le preguntó al Rey, en una rueda de prensa, sobre el tema, a lo que contesto, (como también es de recibo):

-No hablaré sobre el tema. Así me lo han aconsejado mis abogados

En fin que de "Casta le viene al galgo", porque es primo de la Reina Isabel II de Inglaterra, y eso de los líos de faldas, lo llevan en los genes, así que al pobrecico habrá que disculparlo, un poquito, porque la genética es muy cabroncilla a veces e induce a echar una canita al aire, aunque lo de Gus, más que una canita, ha sido un pelucón entero.

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