Paris Hilton, imitadora de la niña del mítico Coppertone y Rosa Benito, con la mosca tras la oreja

Allá por los años 50, había un anuncio encantador de bronceador, sin protección solar ni gaitas, cuyo nombre comercial era Coppertone y era tierno y encantador, se veía a una niña, a la que un perrito le bajaba la braguita del bañador y se le veía el culito blanco, como la nieve, porque allí no le había dado el solecito y no se había puesto el bronceador. Y como es normal, pues todos los que querían estar al día y churrascarse al solanero, tenían que ponerse el producto, que estoy por asegurar, que el 99,99% de los usuarios, no cogían el bonito bronceado ni de coña, a lo más que llegaban era a ponerse rojos, quemarse y pelarse como un cacahuete.

Pues, París Hilton, ha estado a punto de convertirse, sin quererlo, de un nuevo anuncio de Coppertone, ya que uno de sus perritos chihuahua, estuvo a punto de dejarle el culo al aire, al colgarse de su pareo, mientras la reina de las ociosas, pasaba el día en Malibú. Claro que si hubiese conseguido quitárselo, la humanidad, tampoco hubiera visto nada nuevo, bajo el sol, porque la rubia muchacha, ya lo ha enseñado todo y como está algo más llenita, ahora tiene más que esconder que enseñar.

Rosa Benito, la Venenito, que vendió su alma al diablo, por tener una silla en el Sálvame y le costó el matrimonio, ya que puso a su marido como hojita de perejil reseco y chuchurrio, eso sí cobrando bueno dineritos, acompañándolos de lagrimeos oportunos, para darle más credibilidad a la cuestión. Rosa, que es otra de las famosas de chichinabo, ya que su único mérito en la vida, ha sido casarse con Amador Mohedano, hermanísimo de la desaparecida Rocío Jurado, decidió darle el pasaporte matrimonial a su marido de 35 años y lo ha dicho por activa y pasiva, que ella se considera una persona libre y con muchas ganas de vivir y que desea para su marido, lo mismito, que viva, sea feliz y se divierta.

 Pero............, siempre hay un pero, parece el abandonado, ha encontrado un nueva churri, que se pasea en pañitos menores, según cuentan, por la terraza de su casa de Chipiona, llenándolo de arrumacos cariñosos y a la Venenito, le ha sentado a cuerno quemado, porque ella está en toda la creencia, de que su Amador, a pesar de que ella lleva un año sin arrimarse a él, bebe los vientos por ella y ahora se ha dado cuenta de que él bebe, pero por otra y ha visto, como si de una inmoralidad de cien pares de narices, se tratase, que la nueva amiguita, de su aún marido, se pasee ligerita de ropa por la terraza de su casa de Chipiona, con el calor que está cayendo.

En fin que Rosa Benito, la Venenito, no es que esté con la mosca detrás de la oreja, si no con un enjambre entero. “Pos ná chica”, búscate un novio y date un buen revolcón, para que se te pase el sofoco veraniego, al haberte dado cuenta de que tu marido, ha descubierto que después de tú hay, mucha pero que mucha, vida.

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