Llevo días que no puedo ni escribir, ni dormir, ni comer (bueno comer sí, no sea me dé un vahído y no pueda escribir), ni siquiera ir de compras, para ahorrar, por si tengo que prestarles algo de dinerito, para que la Infanta Cristina y su familia, lo necesitan para sobrellevar su “dura vida" en Suiza. Lo reconozco soy de corazón blandito.

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Que asco de noticias, parecen una granja de cerdos, por la producción diaria de “chorizos”, de los de dos patas y corbata, casi todos presuntos, porque luego suelen salir de rositas, ya que los únicos que van a la cárcel y no muchos, son los que roban para comer, que dada la falta de experiencia en el mundo del choriceo, terminan entre rejas, mientras que los otros, se sacuden el polvo de los trajes y se van a sus casas a preparar la próxima faena.

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Dice la sabiduría popular que todos los días, son días de aprender y es cierto, por muchos años que se tenga, siempre se aprende algo nuevo, pero una piensa que la capacidad de sorprenderse, va decreciendo con los años y ya nada asusta o espanta, pero hoy me he quedado estupefacta, anonadada y boquiabierta, al leer en Europa Press, (que no solo de revistas del cuore, se “culturaliza” esta Portera), que los Urdangarin y Borbón, se podían haber estado desgravando la compra del Caprabo, según cuenta Interviú y su Abogado, ignora, al ser preguntado sobre el tema, como un abogado de categoría, que se precie.

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